Los carroñeros, como su nombre indica son animales que se
alimentan de los despojos de otros animales.
Abusando de comparación, hay otro tipo de “carroñeros” que
han pululado por España y tal vez más por la Comunidad Valenciana, que se
dedicaban a despojar y expoliar a vecinos, propietarios y comunidades.
Aprovechando una escandalosa Ley de Urbanismo española,
sólo superada en desvergüenza por
la versión valenciana, un señor
cualquiera que no poseyera ni un sólo m² de una zona urbana declarada
previamente por un Ayuntamiento como tal, podía presentar un plan parcial, una
reparcelación, un proyecto de Urbanización y desarrollarla, incluso construirla
expropiando a los dueños de los terrenos, parcelas e incluso viviendas
existentes sin que estos tuvieran la más mínima oportunidad de defensa real,
además de obligarles a pagar los costes hinchadísimos de ese desarrollo,
impuestos por el mismo urbanizador.
El argumento que se daba a los propietarios es que
pasarían de ser propietarios de unas parcelas que, aunque urbanas, no eran
edificables y por lo tanto tenían poco valor, a ser propietarios de unos
solares edificables de muchísimo valor, según decían, aunque de muchos menos m²
de los que tenían originariamente, si es que les dejaban alguno sin expropiar
para zonas verdes, viales, suelo dotacional, etc.
Sí, me refiero a la figura del URBANIZADOR, auténtico
“depredador” de lo ajeno. Algunos de ellos, como es sabido, pasaron de ser poceros
o pequeños constructores a multimillonarios en la época de la burbuja
urbanística, gracias a esta legislación abusiva.
Afortunadamente desde Estrasburgo “se mandó parar” y se
dio un toque de atención al gobierno español y valenciano y ello gracias a
nuestros vecinos del Aljibe que llegaron hasta allí en sus recursos como
víctimas en aquellos años de una intentona por parte de semejantes personajes.
TIBI, por las peculiaridades urbanísticas, con
amplísimas zonas de suelo urbano sin desarrollar, atrajo a este tipo de
depredadores y carroñeros: gente que ante las varias urbanizaciones con Plan
Parcial aprobado que se dejaron morir de inanición por el Ayuntamiento,
habiendo permitido construir en terrenos de estos Planes Parciales, sin que hubiese siquiera un proyecto de urbanización,
pretendían y tal vez pretendan todavía, ganar mucho dinero a costa de los
propietarios, presentando para las actuales urbanizaciones de Tibi, singulares
Proyectos de Urbanización a costes desorbitados, gigantescas obras de
urbanización con elevados presupuestos y en definitiva urbanizar al mayor coste
posible para tener los mayores beneficios posibles, al fin y al cabo ellos
no aportan ni arriesgan nada (no son propietarios) y lo pagan todo los vecinos
propietarios. Negocio seguro.
Ante esta posibilidad que veíamos cerca, más en aquellos
años de burbuja y a la sombra de lo que ocurría en algunas urbanizaciones, en
Bonaire dimos los pasos adecuados, para constituir ante notario rápidamente y
en caso necesario una AGRUPACION DE INTERÉS URBANISTICO, que integraba a la
mayoría de los propietarios de las parcelas, por si aparecía uno de estos
“carroñeros”, que pudiéramos ser los propietarios los que nos convirtiéramos en
urbanizadores, cosa que la ley contemplaba como posible y preferente al
urbanizador externo, estando dispuestos a luchar por ello en caso contrario.
Hasta la fecha no ha sido necesario, pero como las aguas
de la construcción vuelven a removerse, no sería extraño la aparición de estos
tipos por nuestras urbanizaciones, habrá que estar vigilantes, proseguir con la
misión de control al gobierno municipal para impedir más desmanes y en nuestras
propias comunidades tomar nosotros mismos el control y la defensa de nuestros
intereses… porque decir Plan Parcial sin urbanizar levanta apetitos
carroñeros inconfesables.
Vicente Gálvez
Vicente Gálvez
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