Leyendo, días pasados, el Facebook de Finca Terol me encuentro con
la referencia a un documento que han colgado en su página sobre la ruta
realizada por un senderista a lo largo de “nuestra vía verde”, reconociendo su
gran valor paisajístico y sobre ello, el
comentario de un vecino de esa comunidad, José Antonio Reche, que muestra su
disgusto porque la belleza de esa “Ruta” de la naturaleza va a ser condenada en
un tramo por la instalación de una Planta de RCD´s (Residuos de la construcción
y demolición)
Hasta el Pleno del Ayuntamiento
de Alcoy ha aprobado una moción para la defensa de la “Vía verde” solicitando
la colaboración de los Ayuntamientos de la zona; mientras el Ayuntamiento de
Tibi con el voto favorable de PP y PSOE sigue empeñado en que se desarrolle la
concesión de la Planta de residuos.
Durante años veremos, con suerte,
colmatarse los huecos de las antiguas minas de Cantera Sofía con váteres ,
lavabos, azulejos y todo tipo de desechos de la construcción que deberán ser
triturados con una importante contaminación acústica y de polvo en suspensión
que invadirá a la vecina urbanización de “El Aljibe” y seguro, nos llegará a
las urbanizaciones de Maigmo y Bonaire.
¿Los vecin@s del casco urbano
permitirían que se instalara una Planta de RCD´s frente a su bonita imagen de
pueblo de montaña?
¿Por qué instalar una planta de
estas características en medio de poblaciones establecidas desde los años 70 y
en plena Vía verde cuando existen zonas deshabitadas y en parajes que no son de
especial protección como la citada Vía?
Cuando pregunto en el Consistorio
porqué ese empeño en la concesión de la Planta de RCD´s, la respuesta es, “porque
tendríamos que devolverles un millón de euros”.
“Blanco y en botella”; millón de
euros que el Ayuntamiento recibió, en su día, como fianza por parte de la
empresa cuyo proyecto era reurbanizar El Aljibe y que perdió esa posibilidad
cuando la urbanización El Aljibe, recurriendo incluso a Estrasburgo, ganó el
juicio contra la reurbanización (2009). El Ayuntamiento no pudo entonces
devolver el millón de euros porque, indebidamente, lo había invertido en
proyectos más o menos faraónicos dentro del casco urbano, desde luego, y que en
definitiva buscaban réditos electorales.
Vaya Administración de “unos y
otros”. Difícil lo seguiremos teniendo las urbanizaciones mientras nuestros
intereses no puedan estar representados debidamente con la fuerza suficiente
como para frenar estos desmanes y poner en valor no sólo la naturaleza que nos
rodea sino también y sobre todo a los vecin@s que no viviendo en el casco
urbano son ciudadanos de pleno derecho.
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